Latinoamérica, que cuenta con los mayores yacimientos del mundo tanto de cobre como de litio, es una región clave para la transición energética mundial. No obstante, los desafíos sociales, políticos, medioambientales y financieros a los que se enfrenta hacen que el aumento de la capacidad de extracción de minerales y de procesamiento sea insuficiente, coincidieron los panelistas que participaron en un evento organizado por el Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia el pasado 5 de junio.
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RegistroLa producción latinoamericana de cobre y litio determinará el ritmo de la transición, según Tom Moerenhout, investigador del Centro de Política Energética Global.
El investigador destacó que si bien los países americanos tienen una proporción muy alta de reservas de litio, la región tiene una cuota mucho menor de la producción mundial de este mineral. El rápido avance hacia los vehículos eléctricos apunta a un déficit del 12,5% en la oferta de litio para satisfacer la demanda norteamericana.
"Estos son números enormes", señaló Moerenhout. "Cuando uno se preocupa por la fluctuación y el aumento de los precios, eso es lo que termina sucediendo por la saturación del mercado y los posibles déficits de suministro, como ocurre actualmente. Ahora, imaginen un déficit del 12,5% que se trasladará a los costes de las baterías y de los vehículos eléctricos".
El litio latinoamericano en particular es importante, ya que se produce a partir de salmuera, que se procesa mucho más fácilmente en carbonato de litio, que se destina a las baterías de fosfato de iones de litio, señaló Moerenhout.
"Estas baterías son más baratas, más seguras y muy importantes para la transición energética", afirmó.
En cuanto al mercado del cobre, se espera un déficit de suministro de entre el 15-20% hacia 2030, según un estudio de S&P Global.
"Tengamos en cuenta que cuando hay un déficit de suministro, el precio que esperabas sube y los mercados en los que operas reaccionan", señaló Moerenhout.
Sin embargo, la construcción de nuevas minas tarda al menos 10 años, mientras que la media para las minas de minerales críticos en las últimas décadas alcanza los 16 años, explicó, en referencia a los datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). "Incluso si el mercado reacciona, lo que es muy probable, la reacción será progresiva", afirmó.
Desafíos ambientales y sociales
María José Baptista, oficial de asuntos interinstitucionales e intergubernamentales del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, afirmó que a medida que los países latinoamericanos aumentan la producción de minerales críticos para satisfacer la creciente demanda, los países deben crear salvaguardias para las personas y el medio ambiente.
Para ella, Bolivia es un ejemplo. El país tiene 21 millones de toneladas de litio, más que cualquier otro país del mundo, pero produjo menos del 1% del suministro mundial en 2021. "Hay mucho potencial allí, pero ¿cómo hacer esto de una manera que beneficie a la población local y proteja el medio ambiente? Es una tarea difícil", añadió.
La mayoría de los países en desarrollo de Latinoamérica ya dependen de las materias primas, por lo que, para Baptista, es necesario ir más allá de la mera extracción.
"Queremos que este nuevo auge de los minerales sea realmente una oportunidad para diversificar y llegar a otras industrias, de modo que cuando las minas echen el cierre, la gente tenga otros medios de subsistencia y puedan seguir adelante sin que la zona quede completamente arrasada", afirmó. "Estos países deben pensar en cómo pasar a las otras etapas de la cadena de valor y no convertirse en meros extractores".
Desafíos políticos
Los gobiernos buscan aprovechar las oportunidades que brinda la transición energética para beneficiar a sus países a largo plazo.
Chile, por ejemplo, dispone del 36% de las reservas mundiales de litio y el 23% de las reservas mundiales de cobre, afirmó Juan Carlos Jobet, miembro invitado del Centro de Política Energética Global y exministro de Energía y Minas de Chile.
"Sin minería no hay transición energética. Punto final", aseveró Jobet. "... Entonces, pase lo que pase en Chile, la minería es muy importante para la transición energética... si el país que produce el 30% del cobre del mundo frena la producción, el impacto que eso va a tener en los precios, y luego en la adopción de tecnología verde, será enorme".
Tras triplicar la producción de 1990 a 2004, la producción de cobre de Chile se ha mantenido relativamente estable, ya que la concentración del mineral en los depósitos ha bajado, los costes han subido y conseguir agua es cada vez más difícil. Jobet señaló que, en el caso del cobre, la mayor parte del aumento de la producción registrado en los últimos años ha procedido de empresas privadas y no de la estatal Codelco. "Menciono esto porque hay una especie de nacionalismo minero en Latinoamérica", precisó Jobet.
En el marco de la Estrategia Nacional del Litio de Chile, que el Presidente Gabriel Boric lanzó a finales de abril, el país aspira a hacerse con una participación mayoritaria en las explotaciones del Salar de Atacama, que se calcula contiene el 40% de las reservas mundiales de litio.
Jobet se mostró de acuerdo con los objetivos de aumentar la producción de litio con un bajo impacto ambiental, asegurarse de que las comunidades locales obtengan una parte equitativa de las ganancias y procurar que la industria añada más valor. Sin embargo, no está de acuerdo con el método.
"Están diciendo que toda la producción de litio, esto es, proyectos o empresas, debería estar en manos del Estado, y yo tengo mis dudas acerca de que las empresas estatales desempeñen un papel clave en el desarrollo de la industria", afirmó. "... No tenemos un historial muy bueno de empresas estatales que desarrollen proyectos de forma eficiente".
El segundo problema es la relación riesgo-recompensa que esto plantea a los inversores privados que desean invertir, apuntó Jobet.
"La ecuación riesgo-rendimiento que están ofreciendo a los inversores privados no es muy atractiva", opinó. "... La esencia de la exploración en minería es que yo asuma un gran riesgo, porque si el resultado es positivo tendré derecho a producir. El problema surge cuando asumo el riesgo y el resultado es positivo, pero aun así no obtengo el derecho a producir".