Los pronósticos del año pasado sobre los eventos y tendencias a seguir en 2020 se han evaporado, dado que el COVID-19 ha desestabilizado la vida de las personas y ha provocado reajustes significativos en los mercados financieros. Durante el primer trimestre de 2020, le dijimos adiós al “toro”; las grandes fluctuaciones del mercado se hicieron normales; la correlación y la dispersión cambiaron drásticamente ; volvió la expansión cuantitativa; y el acceso a la liquidez fue importante para muchos, tanto en los mercados de renta variable como renta fija. Cabe destacar que todo esto ocurrió en poco más de un mes. Hasta ahí llegaron las predicciones para 2020.
Mientras el COVID-19 lideraba los titulares, el S&P 500 terminó su peor trimestre en términos de rendimiento (-19.60%) desde la caída de 22% durante el último trimestre de 2008. La situación podría haber sido incluso peor de no ser porque el S&P 500 tuvo su mejor rendimiento de cinco días consecutivos desde noviembre de 2008: el benchmark subió 17.4% entre los días 23 y 30 de marzo para recuperar parte de las pérdidas anteriores. [Hasta el 23 de marzo, los rendimientos totales acumulados del S&P 500 desde el inicio del último período de expansión del mercado se mantuvieron en el mismo nivel que en mayo de 2017]. La volatilidad va hacia ambos lados.