A medida que la inversión verde sigue masificándose, aumenta también el escrutinio del sinfín de productos de inversión “amigables con el medio ambiente” que han surgido. Por ejemplo, se ha criticado a muchos benchmarks clasificados como “verdes” por incluir acciones de petróleo y gas, lo que ha generado algunas controversias dentro de la comunidad de inversión sustentable. No obstante, si bien los esfuerzos para mejorar la transparencia de los productos financieros son loables, no todos los argumentos a favor de la desinversión son exhaustivos y precisos. A menudo, la desinversión responde más a un tema de principios que a la practicidad cuando se trata de la transición hacia una inversión con bajas emisiones de carbono.
Como proveedor de índices independiente, S&P Dow Jones Indices tiene la responsabilidad de ser transparente con sus metodologías y marketing. Educar a las partes interesadas, incluyendo inversionistas, legisladores y medios de comunicación, es fundamental para crear un puente entre las expectativas y la jerga financiera que a menudo abunda en los extensos documentos de metodología. Esto es particularmente relevante para el financiamiento climático, donde la amenaza del "ecoblanqueamiento” o greenwashing es significativa. Sin embargo, la desinversión en compañías de combustibles fósiles es solo un enfoque y no todos los productos “verdes” necesariamente deberían hacerlo. De hecho, el inversionista con conciencia sobre el cambio climático tiene dos opciones:
(1) Desinvertir: alinear las inversiones con los valores propios y enviar una señal que dañe la reputación y que posiblemente reduzca la licencia de operación de la empresa o industria en cuestión.
(2) Comprometerse: mantener un puesto dentro de la compañía para influir en su comportamiento, impulsar cambios de la industria o promover alguna causa en particular.
El apoyar la desinversión no garantiza que esta necesariamente disminuirá el valor de una empresa, sino que representa más bien una declaración de principios del inversionista. Por su parte, el compromiso es una herramienta que sirve para realizar un cambio específico. Dicho esto, más de mil inversionistas institucionales con US$ 11 billones en activos están deshaciéndose de sus inversiones en compañías de combustibles fósiles y algunos aducen motivos como la necesidad de evitar el riesgo de invertir en activos obsoletos. Muchos bancos y compañías aseguradoras también se han comprometido a no financiar ni suscribir proyectos vinculados a combustibles fósiles, lo que inevitablemente ralentiza la expansión de la industria. No obstante, es poco probable que la desinversión repercuta en el precio de las acciones mientras siga habiendo un número significativo de inversionistas que no comparta las mismas virtudes morales. Al final, ambos enfoques son válidos dependiendo de los objetivos de cada inversionista