Los mercados de renta variable han tenido un desempeño relativamente bueno gracias a la liquidez de los ETFs, como destaca mi colega, Craig Lazzara. Los descuentos significativos en el valor de los activos netos (NAV, por su sigla en inglés) de ETFs de renta fija populares están provocando una oleada de proyecciones catastróficas. No obstante, aunque los signos de estrés son evidentes, es importante disociar la disfunción del mercado de bonos del producto de inversión, así como la habilidad del gestor.
En primer lugar, analicemos el contexto actual del mercado. El aumento del riesgo asociado a las tasas de interés, crédito y volatilidad fue analizado previamente cuando el rendimiento del S&P U.S. Treasury Current 10-Year Index cayó bajo 1%. Dicho valor ahora ha caído a la mitad y fluctúa entre 0.5% y 1%. Se informó que los diferenciales de oferta y demanda de los títulos de deuda pública de EE.UU. se ampliaron a más de punto y se observaron descuentos en el NAV de los ETFs del Tesoro y de crédito. A pesar de esa iliquidez, los ETFs de renta fija experimentaron su mayor volumen diario en los sectores de tesorería y crédito. La liquidez es una prima. El Cboe/CBOT 10-year U.S. Treasury Note Volatility Index alcanzó su punto más alto desde el final de Lehman Brothers. Esta medida, junto con sus variantes de crédito y swap, destaca la tensión experimentada en los mercados de renta fija.