Este artículo fue publicado originalmente en el blog de Indexology® el 10 de abril de 2023.
Cualquiera que conozca nuestros Scorecards SPIVA reconocerá que la mayoría de los gestores activos fracasa la mayor parte del tiempo. Cualquiera que esté familiarizado con los gestores activos reconocerá que pueden ser bastante creativos a la hora de proponer tanto excusas como remedios para ese registro histórico. De hecho, una de sus sugerencias más persistentes es que la gestión activa simplemente no es lo suficientemente activa, lo que lleva a algunos propietarios de activos a buscar mayor “exposición a gestores activos concentrados”.
Este enfoque está mal orientado al menos por tres razones:
En primer lugar, asume que el nivel de optimismo de un gestor sobre una acción predice su rendimiento futuro. El argumento de la concentración implica necesariamente que la habilidad para seleccionar valores existe, y que es especialmente aguda en sus extremos. Por ejemplo, un gestor no sólo debe ser capaz de crear una cartera de 50 valores que supere al mercado, sino que también debe ser capaz de identificar cuáles son los 10 mejores valores de entre los 50 iniciales. Para que las carteras concentradas superen al mercado, deben cumplirse simultáneamente ambos supuestos: que la habilidad existe y que es aguda en los extremos. No hay evidencia de que ninguno de ellos se cumpla. Si es que existe, la habilidad necesaria debe de ser bastante escasa. Si no fuera así, los fondos activos no se estarían enfrentando a un problema de rendimiento en primer lugar.
En segundo lugar, bajo supuestos razonables, concentrar posiciones de renta variable aumenta la probabilidad de obtener malos resultados. Una de las características más consistentes de los mercados mundiales de acciones es que los rendimientos tienen una asimetría positiva; cuando se representan gráficamente, tienen una larga cola derecha, como se muestra en la figura 1. Esto es algo intrínsecamente lógico, ya que una acción sólo puede perder 100%, pero tiene un potencial de alza ilimitado.
Para el periodo de 20 años con término en 2022, la mediana de rendimiento de los miembros del S&P 500 (durante su permanencia en el índice) fue de 93%, que se encuentra muy por debajo del rendimiento medio (390%). Sólo 31% de los componentes del índice superaron la media de las acciones. En un mercado así, el éxito de un gestor depende de invertir en un número relativamente reducido de empresas con buenos resultados. Cuanto más concentrada esté una cartera, menos probable es que contenga las acciones de mejor desempeño.